“Moriré con la corona puesta”: así lo dijo el rey Juan Carlos de España no una, sino muchas veces. Como buen integrante de la dinastía Borbón, orgulloso y altanero, siempre comentó con sus cercanos que “los reyes no abdican, se mueren en la cama” o en la raya, como decimos en México. Incluso bromeaba con su muy amiga la reina Isabel II de Inglaterra, a quien le decía que ellos morirían con la corona bien puesta.
El escándalo de su viaje de caza de elefantes a Botswana, África, en abril de 2012 –donde se filtró que iba con su amante, la alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein–, no fue motivo suficiente para que Juan Carlos pasara la estafeta de la Corona española a pesar de que su popularidad, que apenas se estaba recuperando, cayó por los suelos. El repudio de la mayoría de los españoles fue inevitable. No onstante, cuando se anunció la abdicación del rey Alberto de Bélgica (21 de julio de 2013), el soberano español volvió a repetir que jamás abdicaría y que él vivía el reinado como un sacerdocio.
¿Qué tuvo que pasar para que el Rey de España cambiara de opinión? En el ajedrez del poder no hay casualidades así que algo de mucho peso debió de suscitarse en este primer semestre de 2014 para hacer que don Juan Carlos decidiera dejar en el trono a su primogénito, el príncipe Felipe, y con ello comerse sus palabras en dos minutos.
Yo opino que esa razón se llama: Caso Nóos. El juicio en el que la Fiscalía anticorrupción imputó al yerno del Rey, Iñaki Urdangarín, por malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales. Así de fino le salió. Pero el Duque de Palma de Mallorca también involucró a su esposa, la infanta Cristina, a quien se le imputó por los delitos de fraude fiscal y lavado de dinero. La hija del monarca español declaró el pasado 8 de marzo ante el juez y se estaba a la espera de la resolución.
Los resultados del Caso Nóos están a muy pocas semanas de darse a conocer y, sea cual fuere el resultado, desde mi particular punto de vista esto fue lo que empujó a que don Juan Carlos decidiera dejar su queridísimo reinado por santa paz. Pienso yo.
Considero que hay dos escenarios en este cuento que, de hadas, no tiene nada:
Escenario 1: culpable Iñaki y culpable Cristina.
Yo creo que TIENE que suceder. Iñaki Urdangarín será declarado culpable. Así lo vaticino y conste que no soy Mhoni Vidente (@mhonividente). Y es que en el caso de que no sea así, escuchen y lean bien: los Borbón (incluido el príncipe Felipe que tan bien me cae) se tendrían que despedir de la Corona. España simplemente no toleraría que perdonen a Iñaki después de todos los delitos que ha cometido y que le han sido comprobados.
En el caso de que lleguen a declarar culpable a Cristina quizá le pongan fianza y salga libre aunque con la reputación hasta el subsuelo. Sinceramente no creo que la Infanta pise en su vida la cárcel. De ser así, entonces ¿por qué el Rey tenía que renunciar a su trono? ¿Para qué abdicar si se comprueba que efectivamente la ley es igual para todos los españoles como él mismo lo dijo en su discurso de Navidad de 2011? Mmmmmm no creo que este escenario suceda.
Pero en el hipotético caso de que Cristina cumpla su condena tras las rejas entonces considero que Felipe la tendría más fácil. Claro que tener a un miembro de los Borbón en prisión sería todo un escándalo en el mundo mundial aunque, definitivamente, limpiaría la imagen de la Corona. Sería bueno para el Príncipe de Asturias iniciar un reinado en medio de la transparencia y la justicia. Ojalá y así sea.
Escenario 2: Culpable Iñaki e inocente Cristina
Insisto, Iñaki Urdangarín tiene que ser declarado culpable, pisar la cárcel y pagar una fianza de más de 5 millones de euros. Es lo mínimo que podría suceder en un país de Derecho.
¿Inocente Cristina? eso sí lo veo, a pesar de que todos sabemos que NO es inocente. Hay suficientes pruebas para comprobar que la Infanta cometió cada uno de los delitos que se le acusan, pero a veces la justicia no es la misma para todos. Perdón que lo contradiga, Su Majestad.
En ese caso sí le veo sentido a la abdicación. Si declaran inocente a Cristina o no va a la cárcel es muy lógico que el rey Juan Carlos se vaya para que nadie le reproche sus sabias palabras de la Navidad de 2011. Ya con Felipe al frente no encontrarían a quién decirle nada.
Entonces sí tiene sentido la premura. Quizá la semana pasada El Palacio de la Zarzuela supo la conclusión del juez Castro y entonces tomó cartas en el asunto. De ese juez al que en España le aplauden y gritan allá por donde va, en agradecimiento a lo tenaz que ha sido en este caso, a lo riguroso y justo que a vista de los españoles ha sido.
Probablemente el Rey se haya visto obligado por las circunstancias a decir adiós. Quién le iba a decir a Su Majestad que por un ex jugador de handball de clase media tendría que abdicar. Cosas de la vida. Ah, y por su hija también, pues fue tan necia y orgullosa como todos los Borbón. A Cristina se le dijo a tiempo lo que se avecinaba, se le aconsejó que se divorciara y nada. Incluso se supo que Iñaki le fue infiel con la esposa del mejor amigo de la pareja y ni así. Como decimos en México “No tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre”.
Actualmente los Urdangarín-Borbón viven en Suiza y considero que sería muy difícil que la infanta Cristina vuelva a vivir en España. El bullying que han sufrido sus hijos en la escuela por el juicio que atraviesan sus padres ha sido muy fuerte. Los pequeños son los grandes inocentes y han tenido que pagar con creces los actos de sus progenitores, y eso es muy triste. Al fin y al cabo son unos niños. Pobres chiquitos.
Mal timing para Letizia
Justo cuando las encuestas la colocan en última posición de popularidad dentro de la Familia Real española, es cuando llega la abdicación del Rey. De Princesa ahora Letizia será la Reina de todos los españoles en un momento donde tiene fama de creída, prepotente y poco comprometida con su título.
Creo que la hasta ahora princesa de Asturias puede mejorar y tiene todo para llegar a ser una Rania de Jordania o superar a la carismática reina Máxima de Holanda. Pero eso sí, tiene que trabajar mucho, sonreír más, acercarse a la gente. Creo que sí se puede. Lo que yo le sugeriría es que contratara a los mejores especialistas en imagen que hay, y esos son los ingleses. Miren que, a pesar de todo, ya nos cae mejor Camila Parker, la esposa del príncipe Carlos de Inglaterra, después de que su imagen pública estaba en el Infierno. En fin, esto da para otra entrega.