Cuando de controlarse se trata, estos funcionarios públicos han dado el ejemplo de que la paciencia es su mejor arma cuando las personas que no están contentas con su manera de hacer política lo han demostrado.  Es fácil recordar cuando en mayo de 2012 el ahora Presidente de México, Enrique Peña Nieto (@EPN), como parte de su campaña, visitó las instalaciones de la Universidad Iberoamericana en el Distrito Federal. Tras defender sus decisiones en el caso Atenco, los alumnos lo abuchearon e incluso lo hicieron salir del recinto, despidiéndolo con un zapatazo.

A pesar de que este caso fue el más sonado, son varios los videos que circulan en Internet donde se puede apreciar a gente gritándole en diversos eventos públicos. Pero el presidente no ha sido el primero ni será el último en no ser del agrado de los jóvenes. Uno de los ejemplos más recientes es el del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera (@ManceraMiguelMX), quien en junio pasado fue interrumpido durante el primer informe de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Perla Gómez Gallardo, por integrantes del colectivo #1dmx, quienes acusaron al gobierno capitalino de represor, desplegaron pancartas e incluso le arrojaron una botella de agua sin que consiguieran pegarle.

En los videos es fácil ver las expresiones de Mancera que demuestran la manera en que se controló ante tal incidente.

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 Muchos han sido los atacantes, pero estudiantes y trabajadores  son quienes a lo largo de la historia han manifestado mayor descontento con el desempeño de los funcionarios, no solo a través de marchas, sino increpándolos en eventos públicos. Y como nadie está exento. Durante una gira de trabajo por la ciudad de Guadalajara, en 2012, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa (@FelipeCalderon) fue cuestionado por un estudiante, quien le reprochó el número de muertos que hasta el momento había dejado la guerra contra el narcotráfico de su gobierno. En 2008, Andrés Leonardo Gómez Emilsson tras haber recibido el Premio Nacional de la Juventud por ser uno de los alumnos más destacados a nivel nacional en matemáticas, le gritó “espurio” al segundo presidente panista.

 Y por supuesto que este tipo de actos no son nuevos, hace más de 30 años, el expresidente Luis Echeverría recibió una pedrada por parte de uno de los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1975, cuando acudió a la Ciudad Universitaria. El motivo del atentado fue reprochar los acontecimientos de Tlatelolco en 1968 y el “Halconazo” en 1971, sucesos que aún seguían muy frescos en la memoria colectiva.

Sin embargo, no solo los que gozan del cargo más alto en nuestro país se han visto en apuros por las reacciones de la gente, también a los gobernadores les ha tocado tener que salir corriendo de diversos eventos. Al exgobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa (@faustovallejof), le ocurrió algo similar el 1 de mayo de este año, cuando al término del desfile del Día del Trabajo recibió bolas de papel, monedas, botellas de plástico e insultos por parte de los trabajadores al servicio del Poder Ejecutivo, quienes habían iniciado una huelga el 22 de abril, que posteriormente fue declarada inexistente por el Tribunal de Conciliación y Arbitraje.

Esta situación recuerda a lo que ocurrió en el mismo evento, pero de 1984, cuando en el desfile del 1 de mayo, un grupo ajeno al movimiento obrero lanzó dos bombas incendiarias. Una de ellas dio a uno de los balcones del Palacio Nacional, donde se encontraba el entonces presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado.

En 1984, inconformes con el gobierno de Miguel de la Madrid, lanzaron una bomba al Palacio Nacional / FOTO: blogspot.com

Los internacionales

Y como en México, también en otros países los hombres y mujeres que hacen política han sido víctimas de dichos actos de los inconformes y han tenido que enfrentarse a situaciones complicadas.

En diciembre de 2008 al expresidente de Estados Unidos, George W. Bush (@GeorgeHWBush), le arrojaron un par de zapatos durante su gira de despedida por Irak, lo que provocó que se tuviera que agachar para que el calzado del número 28 no le golpeara en la cara. Fue un periodista local, quien además le gritó “perro” en la conferencia de prensa que dio en conjunto con el exprimer ministro iraquí Nuri Maliki.

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Otro ejemplo, incluso de que los zapatos pueden llegar a ser los peores enemigos de las mujeres, es el de la exsecretaria de Estado y exprimera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton (@HillaryClinton), a quien en abril pasado le lanzaron un zapato cuando pronunciaba un discurso sobre la gestión de residuos sólidos en Las Vegas, hecho del cual salió ilesa.

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