Alejandra Barrales

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La senadora del Partido de la Revolución Democrática en el restaurante Azul Histórico.
Alejandra Barrales

*Entrevista realizada en abril de 2013.

A sus 45 años, la ex novia de Miguel Ángel Mancera es dueña de una piel morena y cuerpo atlético que la han colocado en los listados de las políticas más sexies de México. No ha sido de a gratis. Se cuida mucho. Así que con ensalada de pera y roquefort nos platica de una forma muy picante, desde el Azul Histórico, su gusto por la comida mexicana y, de paso, por el chile.

Alejandra Barrales

La senadora perredista revela su gusto por la comida mexicana / FOTO: @Ale_BarralesM.

 

¿Qué te gusta más: la carta del chef Ricardo Muñoz Zurita o la comida mexicana? 
Me gusta la carta de aquí. La cocina es rica y sana, como puedes ver. Además me gusta el lugar físicamente y me queda en mis territorios de trabajo del Centro Histórico. 

¿Cuáles otros restaurantes están en tu top 5? 
Del Centro también me gusta El Cardenal, el Danubio, La Ópera. Otro restaurante que no es de comida mexicana, pero me gusta mucho, es el Centro Castellano de comida española. 

Dime los platillos mexicanos que te convierten en reincidente. 
Soy adicta a los nopales con queso Oaxaca o panela y me gusta mucho el pescado a la talla. 

Generalmente la comida mexicana tiene mucho picante, ¿no? 
Sí, pero yo no como tanto picante. 

¿Qué tipo de chile te gusta? 
Cuando llego a comer, pido alguna salsa roja, algún chile piquín o chile en vinagre. 

¿Cuál es el chile que inevitablemente tienes en tu casa? 
Chiles verdes o chiles jalapeños en vinagre. Una salsa verde siempre es buena para salir del apuro.

¿Eres de las que va al mercado o al supermercado y escoge sus propios chiles o ya te los traen escogidos? 
Casi todo lo que me como, yo lo escojo. Eventualmente voy al mercado, pero comúnmente voy al súper. 

¿Cuánto costará el kilo de chile jalapeño? 
Que yo sepa no venden el chile por kilo, sino enlatado o en el mercado, hasta en bolsitas. Se pide por gramos. 

¿Y cuánto vale una latita de jalapeños? 
Unos siete pesos. Depende. 

¿Regateas cuando vas a comprar en algún lugar? 
En el supermercado nada, pero en el mercado trato de no hacerlo. 

¿En la política regateas de vez en cuando? 
En algunas cosas, pero casi no. 

¿Crees que a los contrincantes políticos, como a los chiles, hay que saber torearlos? 
Todas las cosas en la vida hay que saber sortearlas, más que torearlas. Saber recorrerlas, dejarlas pasar o enfrentarlas. 

¿Te consideras una buena torera? 
En la vida he sabido sortear cosas. El tema no es hacer como que no pasaron, no es dejarlas pasar sin que reaccione, me parece que es acomodarme en la posición que más beneficio me dé. 

Si fueras salsa, ¿cuál serías? 
Una salsa roja. 

¿Picosa? 
Más bien sería de las más buenas, que no esté aguada. De las que más se antojan. 

¿Desde que te convertiste en líder del sindicato de sobrecargos, el mundo te empezó a ver como una salsa brava. 
Pues tengo mi buen sabor, mi intensidad. Soy intensa en la vida y, sobre todo, apasionada. 

¿Te salió humo de los oídos cuando perdiste la contienda para la jefatura de la delegación Benito Juárez? 
Cuando uno no obtiene lo que quiere, claro que se enoja, se frustra. El que diga que no, miente. 

Quien seguramente se ardió más que tú fue tu esposo en aquella época, César Nicholson, por verte posando en la revista H para hombres
Todo lo contrario. Se enchiló porque de entrada le respondí que no a la revista. Me dijo: «¿Qué hiciste? Es la publicación más vista por los chavos de la Benito Juárez». Me convenció de que era una oportunidad excelente, siempre y cuando las imágenes no tuvieran desnudos o semidesnudos. Regresé a buscar a los editores para decirles «que siempre sí». 

¿Te pagaron por posar? 
No, nada que ver. Si hubieran ofrecido un pago no lo hubiera hecho.

¿Trabajas de a gratis? 
Mi trabajo es otra cosa, eso era más un asunto de capital político. 

¿El objetivo era ver con poca ropa a su posible delegada para atraer su voto? 
Más bien era el medio para comunicarme con los jóvenes y se logró. Diario me andaban persiguiendo para que les firmara la revista. 

¿Y te veían a los ojos o ya veían para otro lado? 
Casi siempre me veían a los ojos, al menos es lo que yo me daba cuenta. 

¿A qué político del PAN o del PRI lo pondrías junto al jitomate, la cebolla y el cilantro para hacerlo en salsa pico de gallo? 
¡Híjole, está reñido! ¿Dices que uno del PRI y uno del PAN? No, no te diré los nombres así de rápido, necesitaría dedicarle mucho tiempo para cocinarme a alguien así, en salsita. 

¿Haz hecho salsa borracha? 
¡Pues no he hecho nada borracha! Y esa salsa creo que no, ni sé cómo se prepara. 

¿Eres de las que hace chiles en nogada o chiles enojada? 
Casi no hago nada enojada, lo peor que puede uno hacer es actuar enojado. Eso no quiere decir que no me salga de mis casillas, pero no hasta perder el control. 

Tengo entendido que también te gusta la salsa con la que se raspan las suelas de los zapatos. 
¡Sí, claro! Déjame decirte que ahí sí soy bien salsera para que veas. 

¿Cuál de estas salsas es de tus favoritas: «Sobredosis de amor», «La Cita» o «Procura»? 
«Procura» es casi merengue. «Sobredosis» sí es salsa, igual que «La Cita», y esas dos me gustan cañón. 

 

Alejandra Barrales

El restaurante Azul Histórico está ubicado en Isabel la Católica 30, Col.Centro / FOTO: queremoscomer.com

 

Se me hace que no escogiste «Procura» porque te recuerda al ex procura-dor Miguel Ángel Mancera cuando era tu novio. 
¡Ay no, para nada, Beto! Las que elegí me recuerdan eventos donde he estado muy divertida bailando sin parar. 

Pero mientras duró el romance, ¿tenías buena conexión con Mancera cuando se ponían a bailar? 
Fíjate que todas mis ex parejas han sido buenas para el baile, con todas me he acoplado. Con Miguel Ángel bailábamos bien, poco pero bien. Sin embargo, con mi ex marido (César Nicholson) bailaba más, él era más salsero y merenguero. 

¿Les haces casting para saber que tienen buen ritmo? 
Es parte de la personalidad. Cuando conoces a alguien de entrada no le preguntas si sabe bailar o no, a menos que lo conozcas en algún evento donde lo veas en la pista. Eso sí, no he tenido la suerte de convivir con dos pies izquierdos, no me ha tocado ese mal karma hasta ahorita. 

¿Sería causal de divorcio? 
Ni a matrimonio hubiera llegado. 

¡A ver Alejandra! Al chile, al chile, ¡ya dinos por qué terminaste con Mancera! 
En todas las relaciones se viven momentos en los que uno reconoce que las cosas, como en los zapatos, ya dieron de sí. 

¿Me estás diciendo que Miguel Ángel estaba gastado y que olía mal?
¡No, para nada! [se ríe]. Yo creo que todo tiene su intensidad y uno la va ubicando. Me parece que hay ciclos y etapas. El secreto está en saber reconocer cuando ya se dio todo de sí y tomar lo positivo de cada etapa. 

¿Por qué hiciste berrinche con el tema de la encuesta para elegir al candidato a la jefatura del Gobierno del DF? 
No es que haya hecho berrinche. Desde muy chica levanto la voz por las cosas que me molestan, lo que considero injusto. No consiento los abusos y eso fue lo que consideré en algún momento como aspirante a la candidatura del PRD, pero bueno, todo eso ya pasó, ya le dimos la vuelta y ahora estamos en otro momento. 

¿Crees que por tu gusto por el drama te dieron en el Senado la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía? 
No creo que tenga que ver. Si eso hubiera sido, me hubieran dado teatro, quizá me hubieran nombrado directora general del INBA [Instituto Nacional de Bellas Artes]. 

Hablando de cosas verdaderamente serias, además de la nariz, ¿qué otra ayudadita te haz dado? 
En la nariz hice una reversa muy fea. A mí me gustaba mucho y algunos dicen que tenía una nariz bonita, pero me caí de un caballo y ahí me tuvieron que hacer una cirugía para hacerme la nariz ancha y me abrieron el cornete para que pudiera respirar. 

¿A poco ni Botox, ni hilos rusos ni nada? 
Ya varios me han sugerido, pero trato de no recurrir a ninguna de estas cuestiones. Me gusta hacer ejercicio, me gusta cuidarme. 

¿Qué va a pasar con Alejandra Barrales cuando el Senado ya deje de parecerle picosito? 
A la vida, el picante se lo pongo yo. Es mi forma de ver y vivir la vida. A mí me gusta la intensidad. Cuando esto se acabe, ya veremos, todavía no es momento de decretar lo que en un futuro me quiero comer. 

¿Si te vas de embajadora a otro país, nos prometes que vas a poner el nombre del chile muy alto? 
Sí, se los prometo.