*Entrevista realizada en octubre de 2013.
«Yo creo que el costo por mentir, en la vida privada, es muy caro. Te destruye. Y en la vida política también. Puedes no decir algo, pero al decir una mentira se pierde todo el respeto.»
En octubre del 2013, el “salmón de la política” —como se le podría llamar al ex Jefe de Gobierno del DF— llegaba a sus 54 años con una serie de afortunadas contradicciones: aunque vestía de negro, no estaba de luto por la pérdida del poder; aunque faltaban cinco años para las elecciones de 2018, ya estaba en precampaña y a pesar de que le dijeran que se equivocó con Miguel Ángel Mancera, él aseguraba que no.
Ebrard está casado con Rosalinda Bueso y tienen dos hijos / FOTO: quien.com
¿Cómo se encuentra Marcelo lejos de Ebrard?
Yo muy bien. Ahora tengo tiempo para hacer cosas que a mí me interesan y que como jefe de Gobierno no podía. Disfrutaba mucho mi trabajo, pero también era una gran responsabilidad y siempre la tomé muy en serio. Soy muy obsesivo con lo que hago y vivía con una angustia importante con respecto a las responsabilidades que tenía.
Dice José María Aznar que es más fácil llegar al poder que dejarlo, ¿estás atravesando por un duelo?
No, fíjate que no.
Casualmente hoy te encuentro vestido completamente de negro, ¿de luto?
Para nada. Hoy en día tengo espacio, me puedo ir a cenar con tranquilidad. Tengo libertad de crecer muchísimo con respecto a cuando estaba en el cargo y, sobre todo, este momento me permite ir preparando para lo que sigue.
¿Te me estás destapando?
Yo estoy preparando todo para las elecciones presidenciales de 2018, como lo había comentado. Estoy yendo a todos los estados de la República para dialogar y entender a la gente.
Dicho de otra manera, estás en campaña presidencial.
No diría en campaña, pero sí en preparación de…
Cuando no estás arando el terreno electoral, ¿cuál es tu chamba?
Soy presidente de la Comisión de Ciudades Seguras de la ONU y trabajo aquí, en la oficina en donde estamos ahorita [la misma que ocupaba como despacho alterno cuando era alcalde capitalino, ubicada en la colonia Condesa]. Salgo tres o cuatro veces al año a Nueva York a obligaciones que tengo en la ONU.
Eso suena muy rimbombante.
En realidad tenemos que hacer un índice que permita comparar a determinadas ciudades con otras del mundo porque hoy no se puede. Si te metes a internet es un relajo: los americanos tienen su información, los europeos la suya, medio oriente no se puede comparar. Ése es un primer tema; segundo, qué programas de seguridad funcionan y por qué, y tratar de ver cuáles son los patrones a nivel internacional.
Supongo que te pagan bien.
No me pagan, es un cargo honorario.
¡No manches! ¿Cómo de que no tienes un sueldo?
No, de verdad.
¿Y de qué vives, Marcelo?
Doy conferencias en universidades, tengo un montón de presentaciones. Por ejemplo, voy a ir dentro de poco a Montreal; voy a Washington la semana que entra.
Si no te importa, ¿cuánto cobras por cada conferencia?
Es muy variable. Me pagan entre cinco y diez mil dólares.
¿Y te alcanza para tu estilo de vida?
Sí. No soy un hombre que gaste tanto.
Pero eres un padre de tres jóvenes, estás casado y tienes fama de gustos refinados a la hora de comer.
Pero con eso me alcanza bastante bien. Yo ganaba setenta mil pesos en el gobierno del Distrito Federal. Alrededor de siete mil dólares. Entonces con dos platicas que dé al mes ya la libré.
Al menos te va mejor y te comes menos las uñas.
El sueldo de un jefe de gobierno es bastante malo.
¿Por qué no mejor saliste a repartir tu curriculum vitae a diestra y siniestra cuando dejaste el cargo?
No creo que sea buena idea que los ex funcionarios o servidores públicos acabemos en el sector privado. Tenemos mucha información privilegiada, conocemos a otros servidores públicos… al menos a mí no me gustaría acabar mi carrera sirviéndole a una empresa en ese plan. No es mi forma de ver el mundo.
¿Y te lo ofrecieron desde la iniciativa privada?
Conozco a muchísimos empresarios y ellos saben muy bien cómo pienso. Yo me formé para el servicio público, no para el servicio de una empresa, son ideas muy diferentes. Es muy válido si alguien quiere trabajar en la iniciativa privada, pero no es lo mío.
¿En qué ocasiones mientes?
Yo creo que el costo por mentir, en la vida privada, es muy caro. Te destruye. Y en la vida política también. Puedes no decir algo, pero al decir una mentira se pierde todo el respeto. Ahora estamos viviendo en la política, quizá, una ventaja con respecto al pasado porque actualmente nada se oculta. Estamos en una época de exhibicionismo, pues la tecnología lo hace posible. Casi todas las cosas que te pueda decir son verificables.
Además se debe necesitar una memoria privilegiada para ser un buen mentiroso, ¿no?
Yo no soy perfecto pero mi experiencia y mi forma de pensar dicen que mentir es una mala idea. Normalmente sale mucho más caro.
¿Tomas algunas pastillitas para la memoria?
No, fíjate que no. No tomo pastillas.
¿De ningún tipo?
Ni aspirinas ni vitaminas ni nada. Soy anti cosas porque no estoy acostumbrado. No es que sea malo, hay gente que toma sus complementos, pero no soy de esa onda.
Entonces ni hablamos de la famosa pastillita azul que tanto socorre a muchos hombres.
Todavía no llego a esa etapa de la vida, quizá después.
Ya que entramos a ese terreno, Marcelo, ¿vas a ser papá otra vez?
Pues vamos a ver.
Pero, ¿sí está en tus planes?
Puede estar, no sé, vamos a ver.
Partiendo de la media de mortandad en nuestro país, estás un poco adelante de la mitad de tu vida, ¿en cuánto tiempo “vas a ver”?
Ya te contaré.
¿Cómo han vivido tus tres hijos ser unos Ebrard? Debe de ser difícil pasar inadvertido con ese apellido.
Han sido muy inteligentes al estar lo más alejados posible del reflector. A mi hijo [Marcelo] y a mis dos hijas [Francesca y Anne Dominique] —fruto de su primer matrimonio con Francesca Ramos Morgan— no los ves en eventos políticos. Más vale poner distancia, ¿no?
Y no han llegado a decirte: “Oye papá, no manches, ¡cómo me han hecho bullying porque impulsaste esta ley o porque estás a favor de este tema!”.
Pueden preguntar por qué hago algo y dar su punto de vista. Estamos acostumbrados a ese diálogo, finalmente no todo mundo tiene que estar de acuerdo con todo. Ellos lo saben y, si hay alguna diferencia de criterio, se respeta.
¿A quién detestas de la política mexicana?
Detesto el oportunismo, la zalamería. Detesto a las personas que nada más están cuidando su puesto. Es una infinita mediocridad decir: “Pues esperémonos, no hagamos olas, sobrevivamos y ya”. Son como el pez globo, como ese pez que aunque aparentemente es grande tiene unas aletitas chiquititas y se deja llevar por la corriente predominante. No tienen dirección. Eso es lo que detesto.
¿Podríamos decir que eres “el salmón de la política”?
Yo creo que el salmón sería un buen ejemplo porque hay que aprender a ir contra corriente. Se debe de tener una idea propia de a dónde llegar. No perder el tiempo ni ocultar lo que se piensa. Ahora, no necesariamente el hecho de que vayas muchas veces contra la corriente te hace más exitoso, no. Pero yo creo que si no pensara así, no hubiera sido jefe de gobierno.
¿Crees que te has equivocado muchas veces?
Es imposible que uno no se equivoque. La pregunta es: ¿cuál es el margen de error? De diez veces cuánto se equivoca uno.
¿Cuáles son esos errores que más te han marcado?
Donde he tenido más sorpresas es en la valoración de personas. Es muy difícil poder predecir cómo es cada quién. Hay que tener una capacidad impresionante para, más o menos, anticipar. Eso introduce un alto grado de incertidumbre en las decisiones que tomas. Haz de cuenta que estás jugando ajedrez todo el día.
Hay quienes dicen que te equivocaste en pasar la estafeta a Miguel Ángel Mancera.
Yo no lo veo así.
Si te pregunto cómo ves a Mancera, ¿me podrías contestar con un simple “bien” o “mal”?
Yo lo veo bien, yo creo que hay que respaldarlo. Hay que darle tiempo. Yo creo que hay muchas iniciativas que seguramente va a tomar o está tomando.
¿Tienes comunicación con tu sucesor?
Tengo buena comunicación, nos vemos cada cierto tiempo.
¿Te pide consejos?
No. Consejos no, pero hay una buena comunicación.
¿Consideras que te podrías encontrar a Mancera en las boletas electorales para presidente en el 2018?
Si hace un buen trabajo, ¿por qué no? Habrá que competir. Mancera también puede llegar, no te puedo decir que no, depende de cómo lo haga en la ciudad.