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Columba Bush: La mexicana que podría ser Primera Dama de Estados Unidos
La historia de Columba Garnica es especial. Además del hecho de estar casada con un Bush y formar parte de una de las familias más poderosas de Estados Unidos, es el claro ejemplo de que tras las adversidad se puede salir adelante y tener un final feliz. Y ahora, tras el anuncio de precandidatura de su esposo, Jeb Bush, para las elecciones presidenciales de 2016, se ha colocado en la mira de la prensa por su posible influencia en el voto hispano.
Columba Garnica Gallo, quien nació en 1953, es oriunda de la ciudad de León, Guanajuato, es la tercera hija del matrimonio formado por el bracero José María Garnica y Josefina Gallo, quienes también trajeron al mundo a Francisco y Lucila. La historia de esta familia no esta llena de felicidad, pues el padre de Columba era un hombre violento, que a la menor provocación golpeaba a Doña Josefina, por lo que la pequeña vivió sus primeros años rodeada de maltratos y violencia familiar que se prologaron hasta la edad de 10 años, cuando su padre decidió abandonar a su familia y se fue de “mojado” a Estados Unidos.
En el libro Una cenicienta en la casa Blanca publicado por Beatriz Parga, Columba recuerda una de las golpizas que su padre propinó a su madre: “Fue en una ocasión que mis padres estaban discutiendo en el cuarto, entonces él se enojó y se quitó el cinturón. Cuando mi papá golpeaba a mi mamá, siempre lo hacía con la hebilla, no con la correa. Esa vez mi mamá trató de detener el castigo agarrando la hebilla con la mano, pero le quedaron enredados los dedo y cuando mi padre volvió a jalar el cinturón, fracturó a mi mama”.
Ese objeto, el cinturón de su padre, se convertiría en su pretexto para luchar contra el maltrato y la violencia doméstica. En el libro publicado en el 2004, Parga escribió que una ocasión, cuando Columba visitó a su padre en California en 1973, él descubrió que pese a su prohibición de no fumar, su hija era asidua al tabaco, hecho que enfureció a José María, quien se quitó el cinturón –así como lo hacía con su esposa– e intentó golpearla, pero Columba se encerró en el baño y cuando su padre salió de la casa, ella huyó y tomó un camión de regreso a México. Era claro que nunca habría buena relación con su padre, incluso, antes de su muerte en 2013, su progenitor quiso acercarse a Columba y a sus nietos, pero ésta se negó y se limitó a decir: “Ya es tarde, papá”. Cuando su esposo, Jeb Bush, fungió como gobernador de Florida (1999-2007), hizo todo porque se firmara la Ley de Protección Familiar, la cual castiga los delitos por violencia doméstica y promovió la creación de un programa para mejorar los refugios para mujeres.
La llegada de su príncipe azul
En febrero de 1970, cuando Columba tenía 17 años, durante una carreta de motocicletas que se realizaba en la plaza del pueblo, conoció a un joven “gringo” de su misma edad, pero con una gran diferencia de estatura. Jhon Ellis Bush –conocido como Jeb por sus iniciales– medía casi dos metros de altura, demasiado contra el apenas metro y medio de ella, pero eso no fue impedimento para que el amor hiciera de las suyas entre los jóvenes.
En aquel entonces, Jeb, quien había estudiado castellano en Texas, estaba en Guanajuato realizando una práctica escolar de la Phillips Academy, en Andover, Massachusetts, escuela donde estudiaba la preparatoria. Fue en es viaje cuando conoció a una humilde muchacha, que era estudiante de la escuela religiosa, Instituto Antonia Mayllén y según declaraciones del propio Bush a la periodista Hanna Rosin, de la revista The Atlantic, el amor fue a primera vista: «Con mi mujer fue amor a primera vista. No puedo explicarlo, pero fue algo transformador, me atrajo porque era diferente a mí. Tenía concepciones instintivas de la vida que valoré mucho». El flechazo entre la pareja fue tal, que Jeb abandonó el grupo escolar con el que iba y se fue con Columba a las playas de Acapulco. A partir de ahí, la pareja comenzó a viajar para encontrarse y poco a poco se volvieron inseparables hasta que en 1973, Jeb le propuso matrimonio a Columba en un restaurante de la Ciudad de México y tras decir que sí, se fue a vivir a Estados Unidos con su príncipe azul.
La boda se celebró el 23 de febrero de 1974 en una capilla católica de la Universidad de Texas, rompiendo con la tradición familiar y la del noreste de Estados Unidos, WASP (White, anglo-saxon, protestants: blanco, anglosajón y protestante) pues Jeb Bush, se convirtió al catolisismo para poder casarse con su amada. Incluso, debido a que Columba Garnica no hablaba inglés, el enlace tuvo que ser bilingüe. No tuvieron luna de miel, debido a que los recurso eran limitados: “Como nuestros recursos económicos eran muy limitados, nos fuimos a vivir a un tráiler… Cuando Jeb terminó la Universidad dejamos la casa móvil y nos mudamos a un departamento en Houston”, detalla Columba. Al tiempo de casados, la pareja trajo al mundo a tres hijos: George, Noelle y Jebbie.
Según el libro Los Bush: retrato de una dinastía, publicado en 2004, la noticia del matrimonio de Jeb con una mexicana le cayó como bomba a la familia Bush, pues según el texto de Peter y Rochelle Schweizer, para George W. H. Bush (presidente de Estados Unidos de 1989 a 1993), el hecho de tener una nuera latina le parecía bien, pero para otra familia. Incluso aseguran que Barbara Bush escribió en su diario: «¡Cuánto me preocupan Jeb y Columba! ¿Ella lo ama?».
Según la publicación de los Schweizer: «El ingreso de Columba a la familia Bush resultaría difícil, un proceso que aún luego de tres décadas se sigue desarrollando». Prueba de ello fue cuando George W. H. Bush llamó «los marroncitos» a los hijos de Jeb, y aun con su evidente molestia, Columba salió a defender a su suegro ante la prensa. Con el tiempo la relación se volvió más cercana, tanto que ella llegó a participar en algunos actos proselitistas de la familia durante las campañas presidenciales de 1988, con un mensaje publicitario en español apoyando a su suegro y en la campaña de su cuñado Goerge W. Bush en el 2000 buscando el voto latino.
Según las afirmaciones que ha hecho Jeb Bush, la influencia de su esposa ha cambiado sus ideas sobre la migración, tanto que lo han llevado a enfrentarse con otros miembros del Partido Republicano. Durante un evento en marzo pasado que se realizó en el Estado de Nevada, Jeb definió su vida como «A.C. y D.C.: antes de Columba y después de Columba«.
A pesar de los diversos rumores en publicaciones estadounidenses que aseguran que la propia Columba no está del todo conforme con la postulación de su esposo a la presidencia, sus aliados aseguran que ella podría ser la clave para eliminar el problema histórico de los republicanos para atraer el voto hispano y de ser el caso, Columba podría convertirse en la primer hispana que llegue a la Casa Blanca de la mano del de Jeb Bush en caso de que triunfe en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.