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La enfermedad del Poder

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Un texto que saca a la luz pública un trastorno mental que, según el doctor y político, David Owen, ha llevado a los jefes de estado a cometer errores que han marcado la historia no solo de su país, sino del mundo entero.
La enfermedad del Poder

“La hybris es una perversa persistencia en una política demostrablemente inviable o contraproducente. La estupidez, la fuente del autoengaño, es un papel notable en el gobierno”

Los primeros que utilizaron el término “Hybris” fueron los griegos, quienes usaban la palabra para referirse a un héroe que conquistaba la gloria y que, ebrio de poder y de éxito, comenzaba a tener comportamientos de grandeza, como un dios, que se creía capaz de cualquier cosa. Y fue el neurólogo y político, David Owen (Plymouth, 1938) quien en su libro En el Poder y en la Enfermedad, utiliza de nuevo el término para explicar una patología a la que él define como “Síndrome de Hybris” o “Embriaguez de poder”, el cual pueden padecer todas las personas que lleguen a ocupar un cargo o puesto de gran poder y con alta responsabilidad de gobierno.

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Portada del libro de Editorial Siruela

Owen define el Síndrome de Hybris como un trastorno que se inicia desde una megalomanía* mientras se encuentra en labores de poder y mando, pero que puede terminar en una fuerte paranoia*, que en algunos caso no es evidente. Para él “La Hybris es la persistencia del error e incapacidad para cambiar de rumbo”.

Es decir, según la teoría de Owen, en determinado momento, la grandeza de la que son víctimas los funcionarios, les impide escuchar y tomar opiniones ajenas a la propia, se vuelven imprudentes y toman decisiones por su cuenta, porque piensan que sus ideas son las correctas. Y aunque finalmente los errores se hacen evidentes, no reconocen dicha equivocación y seguirán pensando que están correctos en su forma de actuar. Para Owen el egocentrismo aumenta potencialmente cuando se alcanza la cumbre del poder.

Dicho trastorno psico-patológico ha estado presente en varios de los más grandes líderes mundiales, según el libro de Owen, personajes como Tony Blair, George Bush, Margaret Thatcher y Adolfo Hitler (caso extremo), han sido gobernantes que en su estupor de supremacía y creyendo tener en su posesión la verdad, perdieron la objetividad en la toma de decisiones y confiaron solamente en su instinto para actuar.

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El ex primer ministro británico padeció el síndrome de «Hybris» / FOTO: twitter.com

El ex primer ministro Tony Blair, según Owen, uno de sus problemas (además de ocultar una dolencia cardiaca) ha sido el ‘síndrome de hybris’, la maldición de los poderosos. La soberbia (eso significa la palabra en griego) produce auténticas intoxicaciones de poder. Y no sólo las sufren los políticos

 

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Mitterrand se negaba a dejar el poder / FOTO: reportajes.org

François Miterrand es uno de los casos más llamativos, además de que sufría de cáncer de próstata, su obsesión por esconder la enfermedad se transformó en paranoia, pues no quería dejar su grandeza y poder. El presidente francés tenía miedo de ser objeto de espionaje médico internacional y de que le descubrieran. Claude Gubler, su médico personal, se vio obligado a acompañar a Mitterrand en sus viajes con el equipo médico, registraba a consciencia el cuarto de baño usado por su paciente y vaciaba las cisternas después del uso para estar seguro de no dejar rastro en las habitaciones de los hoteles que pudieran hacer sospechar que el presidente estaba enfermo.

 

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Stalin pensaba que hacía lo mejor para su país / FOTO: forum.com

Según el neurólogo, Josif Stalin padecía una extremada paranoia. Existen innumerables historias que pueden dar la impresión de que estaba mentalmente desequilibrado. La desconfianza y el recelo fueron una característica clave que Stalin tuvo toda su vida. Su momento más crítico fue en los asesinatos sistemáticos que empezaron en tiempos de Lenin, que cobraron impulso con Stalin. El terror de 1937, ordenado por el Politburó, condujo a la detención y ejecución de los elementos antisoviéticos supuestamente más hostiles. Las ejecuciones indiscriminadas continuaron durante y después de lo que los rusos denominaron la Gran Guerra Patriótica de 1941-1945.

 

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Thatcher en su delirio de grandeza ordenó una invasión / FOTO: noticaribe.com.mx

 

Margaret Thatcher a pesar de gozar de excelente salud física, desarrolló el síndrome de Hybris durante su trayectoria política. El acontecimiento decisivo que habría de modificar la naturaleza de su mandato fue la invasión de Argentina a las islas Falkland, británicas, en 1982. Aunque pocos primeros ministros hubieran hecho lo que ella hizo, enviar una fuerza naval al Atlántico sur para recuperar un pequeño archipiélago de escasa importancia estratégica, su éxito y después su inevitable victoria en las elecciones de 1983 aumentó su confianza en sí misma.

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El dictador es el casi más extremo de Hybris / FOTO: blogspot.com

Adolfo Hitler es un ejemplo del ‘síndrome de Hybris”, tenía persistencia en el error e incapacidad para cambiar de rumbo en su toma de decisiones. Su momento más crítico del padecimiento fue cuando, en 1941, Hitler anunció que Alemania e Italia se veían obligadas, junto a Japón, a “llevar a cabo la lucha por la defensa y, de este modo, por el mantenimiento de la libertad y la independencia de sus pueblos e imperios contra los Estados Unidos de América e Inglaterra”. Había llegado a un punto en su mando en el que sus juicios, sus ideas y sus percepciones eran lo único que contaba. Se había vuelto totalmente impermeable a los opiniones de los demás y estaba cometiendo errores enormes, característicos de la hybris.