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Juan Camilo Mouriño: padre, político y amigo
Muchas fueron las cosas que se dijeron entorno a Juan Camilo Mouriño Terrazo, si era buen o mal político, buen esposo y demás, pero hubo una en la que muchos coincidieron en su momento: fue un padre ejemplar. El otrora secretario de Gobernación de la primera parte del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, amaba a sus hijos y se desvivía por los tres: María de los Ángeles, Iván y Juan Camilo. Y es que, a la menor provocación, el político y empresario junto a su esposa Mari Gely se llevaban a sus pequeños al cine, a comprar helados, a los parques de diversiones, partidos de fútbol y a convivir con sus amigos, entre ellos, los hijos del senador, Jorge Luis Lavalle Maury, quien fue amigo cercano de Mouriño (Ver video).
De tierras ibéricas.
La vida de Juan Camilo tiene sus inicios en la ciudad de Madrid, España, donde el 1 de agosto de 1971 se despidió del vientre de su madre y seis días más adelante fue inscrito en el Registro Civil de Chamberí. El pequeño Mouriño llegó a ocupar el tercer lugar -después de sus hermanos Carlos y María de los Ángeles-, de los hijos que procreó el matrimonio formado por María de los Ángeles Terrazo Blanco y Manuel Carlos Mouriño Atanés y debido a que su madre era mexicana y su padre español, Juan Camilo pudo acceder a ambas nacionalidad, situación que años más tarde le permitiría figurar en la vida política.
El patriarca de los Mouriño Terrazo es originario de un área rural al noroeste de España y proviene de una familia de clase media. Sus primeros años los pasó en Vigo, España, donde estudió en el Colegio Salesiano María Auxiliadora que cuenta con más de un siglo de existencia. Durante su juventud, además de tomar clases, Carlos trabajaba como auxiliar administrativo en una agencia de viajes y vendía accesorios para automóviles.
Algunos años después, Carlos Mouriño se trasladó a Madrid, donde trabajó como jefe de administración de la fábrica de productos metálicos Riomiño y luego dirigió la firma estadounidense de armamento y transporte Nautrónica. Por aquellas épocas, en padre de Juan Camilo ya despertaba su espíritu empredendor.
El arribo a tierra Azteca
El patriarca de los Mouriño Terrazo, decidió tentar a la suerte y en 1978, junto a su familia cruzó el Atlántico y se instalaron en la ciudad de México, donde comenzó a trabajar en los negocios del padre de su esposa, como hoteles, mueblerías y panaderías.
La vida de los Mouriño era como la de cualquier otra de clase media, Carlos estaba dedicado al trabajo, María al cuidado de la casa y de sus hijos, quienes estaban inscritos en colegios privados con afinidad religiosa. Todos los domingos la familia entera asistía a misa por las mañanas y por la tarde se daban cita en el bosque de Chapultepec para que los niños jugaran.
En una entrevista que Juan Camilo dio a la revista Líderes Mexicanos el 1 de diciembre de 2006, recordó su infancia como una de las mejores etapas de su vida: «Primero viví unos años en España, recuerdo poco de aquella infancia porque estuve hasta los cinco años, simplemente recuerdo una familia muy integrada, lo es todavía, muy unida, con valores familiares muy fuertes. Después llegamos al Distrito Federal y aquí estuve hasta los 12 años. Lo que recuerdo de casa era el ejemplo de un padre sumamente trabajador y su única manera de dedicar los pocos tiempos que tenía libres era pasarlos con sus hijos y con su familia, eso imprimió unos valores muy fuertes en mí y en mis hermanos».
En los años venideros, el padre de Juan Camilo se dedicó a mejorar la calidad de vida de su familia y fundó lo que fueron sus primeras empresa: Ivancar, una fábrica de tapetes para coches ubicada en Iztapalapa, y una recicladora de papel con varios puntos de recolección en el Distrito Federal. Sin embargo, un par de asaltos a punta de pistola en hoteles que administraba y la ola de robos que se desataron en la ciudad lo llevaron a buscar oportunidades de negocio fuera de la capital. Así, antes del terremoto de 1985 empacó sus maletas, y las de los suyos, con destino a Campeche, lugar donde el pequeño Juan Camilo conoció al ahora senador panista, Jorge Luis Lavalle, pues los Mouriño llegaron a rentar la casa que los Lavalle tenían en dicha ciudad. A partir de ahí, la relación entre ambos fue muy cercana, tanto, que cuando Juan Camilo comenzó a trabajar en la función pública, convenció a Lavalle Maury de afiliarse a Acción Nacional e iniciar una vida en la política.
Ya instalados en Campeche, el espíritu empredendor del patriarca de los Mouriño voló a otro nivel, pues según la revista de negocios Expansión (23 de julio de 2007) «Mouriño Atanés adquirió al empresario Santiago Espósito la participación mayoritaria de una empresa que incluía cinco gasolineras, cuatro equipos de transporte, una distribuidora de diesel marino en el muelle y otra de aceites MexLub. Entre 1985 y 1988 adquirió tres estaciones de servicio más. A partir d 1985 fundó el Grupo Energético del Sureste (GES), unos de los consorcios más grandes de Campeche».
En el mismo artículo se puede leer que «la consolidación de los negocios de Mouriño comenzó a partir de 1993 cuando el grupo expandió su red a 18 gasolineras que al día de hoy cuenta con más de 40, distribuidas en Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas. Desde 2003, Mouriño Atanés incursionó en el sector de las franquicias y adquirió licencias de Burger King, Benedetti´s Pizza, Church´s Chiken, Bassin Robbins, Jet Autowash y Tintorerías Max. Además creó franquicias propias como GES Autowash y las tiendas de conveniencia GES Express».
Cuando la violencia alcanzó a los Mouriño
Juan Camilo se graduó como licenciado en Economía por la Universidad de Tampa, Florida, en Estados Unidos. Su generación fue de 1989 a 1993 y tras haber permanecido por cuatro años fuera de México, finalmente regresó a su país y comenzó a trabajar en las empresas de su padre, al tiempo que estudiaba el posgrado en contaduría y una especialización en finanzas en la Universidad Autónoma de Campeche.
Pero no todo fue felicidad y alegría para le exitosa familia empresaria. A mediados de los 90 Juan Camilo Mouriño fue secuestrado. Su privación de la libertad representó el primer plagio en Campeche por parte del crimen organizado. Poco se sabe sobre el doloroso proceso que tuvo que afrontar la familia de Juan Camilo al negociar su libertad y en alguna ocasión, el propio panista declaró que de ese episodio sólo recordaba el día de su liberación cuando, al pagarse su rescate, vio la luz de la calle un primero de mayo después de permanecer una semana en cautiverio con los ojos vendados y las manos atadas. A partir de esa trágica experiencia el menor de los Mouriño Terrazo se alejó de la vida empresarial y se propuso trabajar, desde el gobierno, para la verdadera procuración de la justicia.
La llegada del amor
El 20 de junio de 1988, fue el día en que las campanas de la Catedral de Campeche sonaron con gran fuerza anunciando una boda. En su interior se celebraba el matrimonio de Juan Camilo Mouriño Terrazo, de 26 años, y María de los Ángeles Escalante Castillo, de 24, hija del prominente constructor Eduardo Escalante Escalante.
Dos de las mejores familias de la región se habían emparentado. Pero la pareja no pudo disfrutar de una larga luna de miel debido al trabajo de Juan Camilo, quien a su corta edad ya era diputado local en el Congreso estatal. Juan Camilo y su esposa Mari Gely -como le llaman de cariño- instalaron su hogar en la ciudad de Campeche y, al poco tiempo, llegó su primogénita, a la que bautizaron con el nombre de su mamá: María de los Ángeles.
Un par de años después don Carlos Mouriño se incorporó a Amigos de Fox y coordinó junto con su hijo Juan Camilo la campaña presidencial de Vicente en la Región Peninsular, que incluía Campeche, Tabasco, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo. Sin embargo, el 6 de marzo de 2000 el empresario gallego tuvo que abandonar su activismo político debido a un problema de obstrucción de arterias que lo obligó a abandonar México e irse a España acompañado de su esposa en busca de atención médica.
Ese mismo años, ya en el sexenio de Vicente Fox Quesada (2000-2006), Juan Camilo obtuvo una diputación federal y se trasladó a la ciudad de Campeche para ocupar una curul en la Cámara de
Diputados, en el DF. Mari Gely se quedó en Campeche porque le aterraba la inseguridad de la ciudad de México. Pero Mouriño tenía muy bien trazado su horizonte político y no permitió que eso limitara su carrera. A cambio, la mayoría de los fines de semana viajaba a Campeche para estar con su esposa e hija.
En 2003 nació el segundo hijo de los Mouriño Escalante al que nombraron Iván, un nombre que significaba mucho para Juan Camilo pues así lo llamaban sus familiares y amigos desde que era chico. El político panista anhelaba que llegara el viernes para viajar a Campeche y jugar con sus hijos todo el fin de semana en los jardines del rancho de la familia ubicado en la comunidad rural Imi. La casa conocida como Villa Gely -propiedad de su papá y nombrada así en honor a su mamá-, estaba sin inquilinos pues sus padres, por motivos de salud, se quedaron a vivir en España.
Luego de casi tres años, Mari Gely tuvo a su tercer hijo, al que llamaron como su papá: Juan Camilo. Para entonces Mouriño ya trabajaba con Felipe Calderón como Coordinador Ejecutivo de la Campaña Presidencial rumbo a las elecciones del 2006, por lo que se escasearon los momentos en que los niños podían ver a su padre, por lo que en Agosto de 2007, el resto de los Mouriño Escalante se fue a vivir al Distrito Federal en un departamento en las Lomas de Chapultepec. Los niños fueron inscritos en colegios dirigidos por Legionarios de Cristo y, al menos una vez a la semana, Mouriño los iba a dejar para estar el mayor tiempo posible con sus hijos.
Adiós papá, adiós…
Al cabo de unos meses de que Juan Camilo reuniera de nuevo a su familia, su vida de un cambio radical, pues el 16 de enero de 2008, fue designado por el presidente Felipe Calderón como el nuevo Secretario de Gobernación, noticia que hizo que muchos especularan sobre si el joven político podría ser el candidato presidencial del PAN en el 2012 y a pesar de la importancia de su nuevo cargo Juan Camilo no dejó de vivir la vida como un joven de su edad (36 años). Después de sus obligaciones como funcionario público, se daba tiempo para hacer relaciones públicas en eventos, asistir a comidas con otros políticos o empresarios, salir a cenar con amigos, y por supuesto acudir con Mari Gely a las múltiples eventos a los que eran invitados.
Era común encontrarse a los Mouriño antreando en el Love y en el Nisha o comiendo en restaurantes como L’Ostería del Becco y Champs Elysées. También disfrutaban de buenas veladas con sus amigos en los cantabares Il Canto y La Lune -ambos en Polanco-. Cuando la agenda de Felipe Calderón lo permitía Mouriño jugaba futbol con él y el resto de Los Felipillos (César Nava, Germán Martínez, Ernesto Cordero y Jordi Herrera, entre otros integrantes del equipo calderonista), en los jardines de Los Pinos.
A Mouriño le gustaba vestir de Ermenegildo Zegna. No fumaba. Era fanáticos de las «cubas» hechas con ron Appleton Special y en ocasiones Matusalem. La música en inglés de los ochenta era sus favoritas y a la menor provocación, en alguna fiesta sacaba a bailar a Mari Gely, su compañera de vida.
La vida de los Mouriño era perfecta, tal como alguna vez lo habían planeado, pero el destino aún tenía una carta para Juan Camilo. El 4 de noviembre de 2008, la aeronave proveniente del estado de San Luis Potosí en donde viajaba el otrora Secretario de Gobernación, el subprocurador, José Luis Vasconcelos y siete personas más se desplomó, acabando con los sueños de un joven político de 37 años y con la felicidad que hasta ese momento reinaba en la vida de Mary Geli, María, Iván y el pequeño Juan Camilo.
Sobre aquel trágico día, el senador del PAN, Jorge Luis Lavalle, narró para el programa Qué Diría Freud cómo fue que se enteró de la muerte del que fuera uno de sus más grandes amigos y su iniciador en la vida política.
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