Ya lo dijo la periodista Soledad Gallego Díaz: «Para combatir el antisemitismo no hace falta ser judío, como para luchar contra el racismo no hace falta ser negro. Lamentablemente, a veces parece que para combatir la discriminación de la mujer hace falta ser mujer.« Debido a esto, la lucha por el reconocimiento de diversos derechos del género femenino tiene no menos de 90 años, en los cuales, mujeres de distintos continentes del mundo han alzado la voz para exigir respeto, paz y, sobre todo, igualdad.
Fue así que a partir de 1975 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró que el 8 de marzo sería celebrado como el Día Internacional de la Mujer. Y el tema de este 2016 es «Por un planeta 50-50 en 2030: Demos el paso por la igualdad de género«. En México, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) existen 61,958,979 mujeres hasta 2015. Es decir, casi tres millones más que hombres. Sin embargo, la mayoría de ellas no ocupa los más altos puestos de trabajo ni en la iniciativa privada ni en el servicio público. Y las que se encuentran en esos asientos, en las más de la ocasiones no perciben la misma remuneración económica que sus homólogos hombres.
A decir del Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred) «se entiende por discriminación contra las mujeres toda distinción, exclusión o restricción por el hecho de ser mujer, que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.»
Así mismo, en su Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis), el Conapred señala que más del 56% de la población está en desacuerdo que México no se respeten los derechos de la mujeres y, dos de cada diez personas, consideran que el principal problema de las mujeres es la falta de empleo. Lo anterior indica la carencia de la participación de las mujeres en la toma de decisiones en el rumbo del país. Pero, lo que lo hace evidente, es la reducida cifra de mujeres que se encuentran en cargos estratégicos del gobierno federal, al frente de los gobiernos de los estados así como en el Senado de la República. Se hace necesario apuntar que la Cámara de Diputados ha aprobado el 50-50 en las curules. Pero, en definitiva, falta un largo camino por recorrer.
Dependencias de gobierno.
De las 18 secretarias de Estado y la Procuraduría General de la República, solamente están como titulares 3, lo que da un porcentaje de 15.7%.
Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Relaciones Exteriores.
Rosario Robles Berlanga, secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
Arely Gómez González, procuradora General de la República.
Gubernaturas
De los 32 estado de la República, solamente en uno está una mujer al frente del gobierno, lo que da un porcentaje de 3.1%.
Claudia Pavlovich, gobernadora de Sonora.
Senado de la República
De los 128 lugares disponibles en la Cámara Alta, solamente 47 son ocupados por mujeres, lo que da un porcentaje de 36.7%.
Partido Revolucionario Institucional – 20 senadoras de 54 legisladores (37%).
Ivonne Liliana Álvarez García.
María Cristina Díaz Salazar.
Partido Acción Nacional – 15 senadoras de 38 legisladores (39.4%).
Luisa María Calderón Hinojosa
Mariana Gómez del Campo Gurza.
Partido de la Revolución Democrática – 6 senadoras de 20 legisladores (30%).
María de los Dolores Padierna Luna.
Iris Vianey Mendoza Mendoza.
Partido Verde Ecologista de México – 2 senadoras de 7 legisladores (28.5%).
Ninfa Salinas Sada.
María Elena Barrera Tapia.
Partido del Trabajo – 2 senadoras de 6 legisladores (33.3%).
Ana Gabriela Guevara Espinoza.
Layda Sansores San Román.
Sin Partido – 2 senadoras.
Mónica Tzasna Arriola Gordillo.
Martha Angélica Tagle Martínez.