El pasado viernes 30 de octubre de 2014, el jefe de gobierno de la Ciudad de México Miguel Ángel Mancera (@ManceraMiguelMX), salió a trabajar muy temprano sabiendo que ese día al concluir sus actividades laborales, tenía que presentarse en el hospital ABC de observatorio para ser intervenido, ya que tres meses atrás en una consulta médica anual de rutina le habían detectaron un trastorno del ritmo cardíaco, por lo que le tenían que generar un procedimiento de ablación. 

Por la tarde del sábado 1 de noviembre, se empezó a difundir la noticia de que la operación de rutina que se le había practicado al doctor en derecho por la UNAM, se había complicado, por lo que se encendieron las alarmas de los medios de comunicación y hasta de la presidencia de la República, pues por instrucciones de Enrique Peña Nieto (@EPN) se presentaron en el hospital médicos del Estado Mayor Presidencial y el secretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio Chong (@osoriochong). 

El secretario particular de Miguel Ángel Mancera, Luis Serna, el secretario de Gobierno de la Ciudad de México Héctor Serrano, el cardiólogo Carlos Riera y el secretario de Salud Armando Ahued. (Foto: animalpolitico.com)

En la conferencia de presa ofrecida a los medios de comunicación y a la sociedad en general, se informó que en efecto el proceso de la operación se habían complicado, pues se presentó una perforación cardiaca, lo cual ocasionó  que se tuviera que intervenir quirúrgicamente de urgencia a corazón abierto. Sin embargo, a menos de dos años de dicho suceso, el secretario de salud de la Ciudad de México, Armando Ahued (@A_Ahued), quien estuvo presente en aquella operación, reveló que el corazón del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, elegido con el mayor número de votos en la historia de la capital del país, se había detenido durante nueve minutos con cuarenta segundos.

Lo anterior resulta impactante, pero lo más interesante es que a pesar de las descargas que le dieron, según Ahued, nunca reaccionó el órgano más importante del cuerpo humano, hasta que el cardiólogo que estaba presente agarro el corazón con las manos y le dio masaje cardiaco directo hasta que por fin el corazón volvió a bombear. Sin duda, para el personal médico que se encontraba en la sala de operaciones, debieron haber sido los minutos más largo de su vida, al tener a un personaje político de gran relevancia muerto durante ese tiempo. 

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