Elba Esther Gordillo Morales tiene su corazoncito. A sus 72 años, la mujer que de 2004 a 2013 fue la presidenta del sindicato con más agremiados en Latinoamérica ha protagonizado diversos capítulos en la novela de su vida donde la muerte, el divorcio y las relaciones fuera del matrimonio la han marcado.

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En su primer matrimonio, por ejemplo, quedó viuda. Él era doce años mayor que ella, se llamaba Arturo Montelongo Martínez y había sido su profesor de Geografía en la escuela “Belisario Domínguez”, localizada en la capital de Chiapas, estado donde Elba Esther nació en 1945.

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Con la hormona de la pubertad a todo lo que daba, la colegiala se enamoró de su maestro y, luego de un brevísimo romance, se casaron en una iglesia en Comitán. Antes de cumplir el año de casados, el 22 de octubre de 1963, le dieron la bienvenida a su hija, a quien bautizaron con el nombre de Maricruz Montelongo Gordillo. 

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Elba Esther en un evento familiar con su primogénita, Maricruz, a quien procreó con su primer esposo Arturo Montelongo Martínez. (Foto: Internet)

La miel sobre hojuelas de la nueva familia tenía pronta fecha de caducidad. Un año después Arturo sufrió una insuficiencia renal terminal, originada por una infección, por lo cual tuvo que ser sometido a un trasplante de riñón. Elba se lo donó. Pero la tecnología de la época no les permitió darse cuenta desde antes que no era compatible, por lo que Montelongo falleció en 1964. Con apenas 19 años Elba Esther se convirtió en madre soltera y enterró a su marido al mismo tiempo.

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Con la plaza heredada por su esposo ingresó de lleno al magisterio y obtuvo un empleo en una escuela ubicada en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Se declaró rebasada. No podía alternar el papel de mamá y maestra, así que envió a su hija a Chiapas para que creciera al cuidado de su abuela Estela Morales Ochoa. Lo que ganaba como profesora era muy poco así que la Gordillo dobleteaba. Según los periodistas Arturo Cano y Alberto Aguirre en la biografía Doña Perpetua. El poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo. (Edit. Grijalbo) “para completar el gasto, por las tardes Elba trabajaba en un hotel de Sullivan en la ciudad de México donde obtenía, en los buenos días, hasta 500 pesos de propinas”.

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(Foto: Internet)

Tuvieron que pasar cinco años para que Elba Esther se volviera a enamorar. Bueno, al menos de manera oficial. En 1970 conoció al también profesor Francisco Arriola Urbina quien entonces trabajaba, sin ningún cargo espectacular, en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). En aquella década Gordillo ya empezaba a picar piedra en su carrera sindical y mientras su corazón lo ocupaba Arriola ella ocupaba un cargo de menor importancia en la sección 21 del SNTE.

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A la izquierda Elba Esther Gordillo y a la derecha Francisco Arriola Urbina. (Foto: Internet)

Elba y Francisco contrajeron nupcias en 1971. Lo que no se ha podido definir es si ella se casó a punto de dar a luz o una vez que parió a su segunda hija, Mónica Tzasna (q.e.p.d.), quien llegó al mundo el mismo año de la boda sus padres, específicamente el 14 de mayo, en una modesta clínica privada en Cd. Netzahualcóyotl.

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Mónica Tzasna falleció el 14 de marzo de 2016, mientras su madre se encontraba presa. (Foto: internet)

Como si fuera víctima de una maldición en el amor, Elba fue testigo de que su segundo matrimonio llegara a su fin. No tan pronto como el primero ni bajo las mismas circunstancias. Incluso, tras su divorcio, Esther arropó a su ex marido y le dio trabajo gracias a sus ya entonces extendidos tentáculos en la política. De hecho, a la fecha, es del dominio público que el papá de su hija Mónica administraba los polémicos y secretos dineros del SNTE.

Pero antes, en 1973, Elba Esther conoció en un congreso de la Sección 36 a Carlos Jonguitud Barrios quien entonces era el líder del sindicato de maestros. A decir del libro Doña Perpetua “una versión que Gordillo ha dejado correr durante largo tiempo es que en ese evento sindical ella sale respondona y Jonguitud ordena, al verla protestar: “Tráigame a esa flaca” o “Tráigame a esa güereja”’.

Por otro lado, en una entrevista con Denise Maerker y Sabina Berman publicada en el libro Mujeres y poder (Editorial Raya en el Agua), se cuenta otra historia: “dice que ella [Elba Esther] va en su carrito y con otra maestra van a buscar a Jonguitud cuando éste aún es dirigente de la sección 9; lo increpan en el camino y él las lleva a un bar”. El rumor de que Gordillo y Jonguitud eran amantes se extendió a todo lo largo y ancho del magisterio. Y por varios años.

Jonguitud y Elba Esther en un evento de maestros. (Foto: Internet)

“¿Quieren saber si fui amante de Jonguitud?” –lanzó Gordillo la pregunta que se publicó en su biografía. Y con la determinación que la caracteriza respondió: “Legitimidad. Siempre quise ser secretaria general, siempre quise llegar, pero no así”. Eso mismo, dicen los autores, Gordillo repite a sus allegados y a quienes se le pone en frente. Tras haber sido derrocado “del trono” por su “supuesta amante” Jonguitud ha señalado: “A Elba yo la hice”.

Pero la cosecha de la Gordillo ahí no se acaba. Y es que el propietario del diario La Crónica de Hoy, el empresario Jorge Kahwagi Gastine (papá del boxeador-conductor-socialité e inquilino de la casa de Big Brother), también le rayó los cuadernos a La Maestra. Así que a nadie sorprende que gracias a esa cercanísima relación su hijo Jorge Kahwagi Macari ocupara la presidencia de partido Nueva Alianza, fundado por Elba Esther.

Jorge Kahwagi Gastine. (Foto: Internet)

Quienes los conocen de cerca aseguran que el periodista Francisco Rodríguez de igual forma sostuvo una relación sentimental con Elba Esther. En su tiempo, Francisco Yáñez Herrera, quien fuera director de la Lotería Nacional, también tuvo sus queberes con la otrora lideresa del magisterio.

Hay nombres de otros amores, pero esos circulan en el pasillo de la rumorología. Mientras tanto, que el anonimato siga abonando a los mitos de Elba Esther Gordillo.