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La trágica historia del papá de Marina de Tavira
Empresarios, políticos y actores de teatro es de lo que se compone la familia de Marina de Tavira. La mujer que se ha convertido en la cuarta mexicana en ser nominada al Oscar en la categoría de actriz de reparto, tiene una ascendencia particular que se suma a las líneas de su biografía poco conocida. Marina llegó al mundo el 30 de noviembre de 1974, hija de Juan Pablo de Tavira Noriega un criminólogo que lidio con los narcotraficantes más poderosos de México de los años noventa.
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El padre de Marina, hermano del director de teatro Luis de Tavira, tuvo una vida deliberadamente alejada de ella y su familia por su actividad profesional. Juan Pablo fue doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, puso en marcha el Centro Federal de Readaptación Social No. 1 «El Altiplano», mejor conocido como el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, el cual recibió a sus primeros internos en noviembre de 1991. Como director del reclusorio, recibió a Joaquín «El Chapo» Guzmán en su primera captura el 9 de junio de 1993; el arribo de Mario Aburto Martínez, por el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994; la llegada de Miguel Ángel Félix Gallardo, el narcotraficante apodado el «Jefe de jefes» y de Rafael Caro Quintero alias el «Narco de narcos».
Por el trabajo antes mencionado, el entonces secretario de Gobernación en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Jorge Carpizo McGregor, le ofreció a Juan Pablo la Dirección General de Prevención y Readaptación Social en Segob en 1994, la cual ocupó durante algunos meses. En el cambio de gobierno de Ernesto Zedillo, el nuevo procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, lo invitó a hacerse cargo de la Policía Judicial Federal, la cual aceptó de inmediato.
Sin embargo, días después de haber sido nombrado director general de la PJF, según el artículo «Juan Pablo, víctima de una traición; los encargados de su seguridad se vendieron» publicado por el semanario Proceso el 13 de febrero de 1995, De Tavira fue envenenado con gas por su propio personal de seguridad exactamente el 24 de diciembre de 1994. Estuvo en coma durante dos días. Después de despertar, interrogó a sus agresores y en los primeros días de enero de 1995, recayó por el síndrome de encefalopatía desmielinizante por la intoxicación de gas venenoso, lo que le generó daños al sistema nervioso y pulmones.
En dicho momento Juan Pablo vivía solo, en la carretera a Toluca, en medio del Penal de Almoloya y el entonces llamado Distrito Federal, intencionalmente lejos de su familia. Fue asesinado el martes 21 de noviembre del 2000, de cuatro tiros en la cabeza, alrededor de las 19:15 horas en el Centro Universitario de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.