Biografías
José Adolfo Murat: todo lo que no sabías de su vida privada
José Adolfo Murat es el mayor de los tres hijos que tuvieron Karim Murat Casab y su esposa María Clotilde Guadalupe Macías Ochoa. El primogénito de la familia nació durante el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez. Específicamente el 9 de marzo de 1975, en la zona de Ciudad Satélite, Estado de México. En la línea de descendencia de los Murat Macías dos años después llegó Joaquín Tomás y más tarde Luis Octavio.
El patriarca asentó por poco tiempo su casa familiar en Ciudad Satélite. En aquella década de los años 70 Karim Murat primero trabajó en la Secretaría del Trabajo, en la Dirección de Inspección. Más adelante se incorporó en la Dirección General de Aduanas. Por su parte, José Adolfo inició su vida académica en un centro Montessori donde estuvo previo al kínder.
Los cambios laborales también trajeron la mudanza personal. Los Murat emigraron desde el noroeste hacia el sur de la Ciudad de México. Habitaron en uno de los departamentos de las Torres de Mixcoac: edificios obra de los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León.
Ambos arquitectos decidieron que en la plaza de los condominios hubiera una intervención de Mathias Goeritz. Por ello, el artista diseñó una pirámide blanca con figuras de triángulo. Cabe señalar que Goeritz junto con Luis Barragán son los autores del afamado monumento de las Torres de Satélite, coordenadas de donde provenían los Murat.
El kínder José Adolfo Murat lo cursó en el Colegio Alemán de Xochimilco. Mientras que para el primer grado de primaria fue inscrito en la Escuela Moderna Americana en la sureña colonia Romero de Terreros. En aquellos tiempos el inquieto niño aprendió a andar en bicicleta en la bajada de las Torres de Mixcoac. En esos espacios públicos, dicho sea de paso, frenaba contra los árboles.
El sueño de ser Presidente
Más tarde hubo otro cambio: a partir del segundo de primaria fue inscrito en el Centro Escolar Cedros. La escuela se ubicaba en la colonia Ex Hacienda de Guadalupe Chimalistac y estudió bajo “una visión cristiana de la vida”. En el Cedros José siempre estuvo en la lista de los primeros cinco alumnos más destacados. Los que lo conocen lo atribuyen a que tenía muy buena memoria y una gran capacidad sintética.
Fue precisamente en el Cedros donde José Adolfo Murat dijo por vez primera que cuando fuera grande le gustaría ser Presidente de México. Lo hizo en sexto de primaria y se lo dijo a su preceptor. El hijo de Karim Murat ya estaba indirectamente politizado por su padre quien, de manera rigurosa, leía los periódicos Excélsior y El Universal. Tras su fundación empezó a leer La Jornada y El Financiero. En los últimos tiempos, Reforma.
Los comentarios sobre la actualidad eran parte de la cotidianidad de los pequeños Murat. Pero, de esa familia, sólo a José Adolfo se le desarrollaría el ADN político mientras hacían su tercera mudanza: se afincaron en San Jerónimo Lídice.
Con lo que respecta a la mamá de José, la señora Macías de Murat era una mujer que sabía hacer números. En primera instancia aplicaba la economía de escala en las fiesta de sus hijos. A pesar de que sus cumpleaños eran en meses muy distantes, ella les organizaba una misma fiesta durante todo el año para los tres. Pero esa única celebración era memorable. En una ocasión rentó un salón de fiestas, donde las albercas estaban llenas de hule espuma, y les hizo show el Mago Frank.
En segunda instancia, doña Cotys Murat hacía negocios con la suerte. Y es que era propietaria de expendios de billetes de lotería. Es memorable la escena donde María Guadalupe los fines de semana hacía las cuentas, en su cuaderno, de los cortes de los billetes de lotería.
En ese, como en otros negocios, hay veces en las que se gana perdiendo. En una ocasión que hubo “mala venta”, dentro de los billetes que no se vendieron, la señora Murat se sacó dos series del Premio Mayor.
Vecinos (y primos) distantes
Otra suerte de lotería se sacó Karim Murat. Y es que se asoció con Plutarco, uno de los dos hijos que el expresidente Plutarco Elías Calles tuvo con su segunda esposa Leonor Llorente. Con el heredero de Calles, y otros dos socios, Murat hizo una licitación en Servimet, que era Servicios Metropolitanos. Ganaron el concurso para operar en el Distrito Federal el sistema de emergencias del servicio telefónico del 080 (lo que ahora funciona con el 911).
Los primeros amores comenzaron a gestarse hasta la preparatoria, misma que cursó en Culver Military Academy, en Indiana, Estados Unidos. En ese internado fue room mate de José Adolfo su primo Alejandro Murat Hinojosa –actual gobernador de Oaxaca e hijo de José Murat Casab quien también fue gobernador del mismo estado y es hermano de Karim, papá de José Adolfo–. En el año que Alejandro entró de “plebe” su primo José ya era “sargento”. Ya en México convivieron menos. Básicamente en las fiestas familiares. Su relación no ha sido cercana a pesar de sus carreras paralelas en la política.
LEER: Quién es la nueva Primera Dama de Oaxaca
Tras su regreso a Tierra Azteca, José tenía planeado ir en el verano a estudiar alemán a Salzburgo, pero en ese momento hizo el examen de admisión para el ITAM y lo aprobó. Así que su papá lo convenció para entrar de inmediato a la carrera de Economía (en la generación 92-97), por cierto una licenciatura que José había elegido en lugar de Ciencias Políticas o Derecho gracias a las recomendaciones de un amigo de su papá, Ramón Pieza Rugarcía, quien había estudiado su Maestría en Economía.
La sorpresa para propios y extraños fue que Murat Macías, en el segundo semestre de la carrera, se matriculó para estudiar alternamente la licenciatura en Filosofía, a través del sistema abierto, en la Universidad Panamericana. Vale la pena la anécdota que en esta institución le tocó como maestra Virginia Aspe, hermana de Pedro Aspe, quien fue Secretario de Hacienda en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
No menos importantes fueron las clases en el ITAM de Francisco Gil Díaz que, pocos años después de ser profesor de José Adolfo Murat, se convirtió en Secretario de Hacienda durante la administración de Vicente Fox. Cuando Paco Gil explicó a sus alumnos ‘el error de diciembre’ dijo: “Les voy a hacer un Manual de cómo NO se devalúa”. Desde luego que eran duras las críticas al presidente entrante Ernesto Zedillo y, sobre todo, al fugaz titular de Hacienda Jaime Serra Puche.
Desde el ITAM José Adolfo fue testigo del homicidio del cardenal Posadas Ocampo, del levantamiento del Ejército Zapatista, del asesinato de Luis Donaldo Colosio, del exilio de Salinas. El análisis fuera de aulas lo hacía con sus amigos en la cantina La Guadalupana, en el centro de Coyoacán. Eso sí, primero comían en el mercado de comida típica mexicana al lado de la cantina y luego, con la panza llena, se movían un solo local.
El guiño de la política
Luego vino la Maestría. La estudió en Filosofía de las Ciencias Sociales, en la escuela London School of Economics (LSE), en Londres. Aprovechando su estadía al otro lado del Atlántico hizo varios viajes de fin de semana durante el primer semestre: Madrid, Berlín, París y Barcelona. Pero no era su primera vez en Europa, esa ya había sucedido cuando cursaba el tercero de secundaria y se fue con sus papás y sus hermanos a un viaje de 20 días.
Una vez que volvió de la Maestría a México, su tío José Murat Casab ya era gobernador de Oaxaca, así que José viajó al estado para comenzar a curtirse en los claroscuros de la política. El Secretario de Finanzas del estado, Flavio Baylis, convidaba al joven Murat para que viera los acuerdos, para que analizara el presupuesto. Desde luego que José no tenía incidencia, pero era algo formativo. Posteriormente, en la Ciudad de México, dio clases en la Universidad Iberoamericana por invitación de Rubén Muñoz un amigo que entonces era el director de la Facultad de Ciencias Políticas y ahora es el candidato para gobernador en Baja California Sur. En la Ibero José dio una clase de Economía básica (era de las materias optativas), en el año 2001.
Con el arribo del nuevo milenio José Adolfo comenzó su relación con Iveth Lagos Galindo. Sólo bastaron dos años de noviazgo para llegar al altar en marzo de 2003. Él de 29 años, misma edad en la que obtuvo su primer cargo público: Diputado Federal por el PRI. Antes de que acabara la legislatura en 2006 recibieron a su primogénita. Los segundos hijos, cuates, llegaron al mundo en 2009.
En agosto de 2012 José Adolfo Murat hizo una pausa en su carrera política. En ese tiempo se incorporó a la iniciativa privada. A poco tiempo lo invitaron a un proyecto de una planta de desarrollo de bioenergía con estiércol en Torreón, Coahuila. Luego exploró la industria minera en Colima. Posteriormente se lo llevaron a un Fondo de Inversiones y se colocó como el Director de Pierson Capital para México. Ahí estuvo seis años.
El éxito empresarial mermó su relación personal al grado de tomar la decisión de cerrar el ciclo de su matrimonio a finales de 2018. El 21 de octubre de 2019 José Adolfo presentó el juicio ordinario civil de divorcio, el cual sigue en proceso de concluir.
De vuelta al ruedo
Ciclos se cierran y ciclos se abren. Hace cuatro años buscaron a José Adolfo de parte de un colectivo llamado Los Invisibles, enfocado a hacer “labor social por toda la gente que uno no ve”. Durante todo ese tiempo y, desde su faceta de empresario, Murat aportó 3,000 despensas mensuales y apoyó con sillas de ruedas, lentes y bastones. Hace un año, las seis personas que son organizadores del colectivo y Murat, concluyeron que por más labor que se haga no se está generando un cambio de fondo, por lo que fueron convenciéndolo de que se buscara un proyecto político que promueva un verdadero cambio en Naucalpan.
A raíz de eso José Adolfo Murat volvió a la política. Se ‘destapó’ sin partido. Varios lo buscaron cuando empezó a recorrer las comunidades. Estuvo en pláticas con algunos. Así decidieron sumarse a la bandera de Movimiento Ciudadano.