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Dolor, traición y sufrimiento por todo lo alto
Dicen que hasta en las mejores familias se cuecen habas y en la más reciente publicación de Jaime Peñafiel, uno de los expertos más reconocidos en casas reales, se encuentra evidencia de las difíciles circunstancias que han tenido que atravesar las mujeres de la clase monárquica a lo largo de su vida. Ya sea casándose con hombres con quien no desean, tolerando infidelidades o soportando fuertes críticas porque , para el ojo crítico de la familia real y de la sociedad, no están a la altura de sus consortes.
En el libro de Peñafiel, se encuentran casi todas las historias sufridoras de las mujeres que ocupan un puesto dentro de los 24 países monárquicos que aún existen en el mundo y según las declaraciones de Peñafiel a la revista Vanity Fair: “no todas han sido historias felices, me he dado cuenta de que las bodas por amor no son garantía de amor eterno”.
Dentro de las historias de dolor, amor y pasión que se encuentran dentro del libro Reinas y princesas sufridoras, están la de la famosa princesa Diana de Gales (q.e.p.d), la reinas Sofía y Letizia de España, Isabel II del Reino Unido, Charlène de Mónaco, entre otras más a las que formar parte de la realeza no las ha salvado de la infelicidad. Estos son algunos fragmentos del que dan pistas de las intrigas que se pueden leer en el texto de Jaime Peñafiel:
REINO UNIDO
“La reina más reina, Isabel II, ha sido la esposa más sufridora. Se dijo que tuvo un annus horribilis, y realmente ha tenido muchos. Ha vivido muchísimas catástrofes: los divorcios de sus hijos Andrés, Ana y Carlos, la muerte de Diana, la boda de Carlos y Camilla…, pero su mayor humillación fue el constante engaño de su marido, Felipe de Edimburgo.
El mismo día del incendio del castillo de Windsor, en 1992, en el que ella misma salió fotografiada junto a los bomberos intentando apagar el fuego, su esposo estaba en Buenos Aires con Susan Ferguson, la madre de su nuera Sarah. Ella misma acuñó una frase fantástica cuando le preguntaron sobre las infidelidades de Felipe: “A mi marido no le pido fidelidad, sino lealtad. Y, sobre todo, haga lo que haga, nunca delante del servicio” (en referencia a la prensa)”.
MÓNACO
“Los escándalos de Estefanía y Carolina fueron demasiados. Gracias que Grace se fue antes de enterarse de los despropósitos de sus hijas. La primera boda de Carolina con Philippe Junot fue todo un fracaso, la segunda (con Stefano Casiraghi) acabó por enviudarla, y en la tercera (con Ernesto de Hannover) fue cornuda y abandonada. ¡Qué decir de Estefanía! El ‘pendón’ de Mónaco. Y aún así, aun habiendo hecho lo que quisieron, todas sufrieron muchísimo. Charlène fue la única de las princesas europeas que no fue con una sonrisa a su propia boda…”.
ESPAÑA
“Aunque dijeran lo contrario la boda de Juan Carlos con Sofía no fue una boda por amor. Ella sí se casó enamorada, llegó a decir: “Mi vida ha sido la vida del rey”, pero a los tres meses después de la boda llegaron las infidelidades. Sofía se marchó a India porque se había enterado de los escarceos de Juan Carlos. Hace ya 40 años que el matrimonio de Sofía y Juan Carlos no existe, la convivencia ha sido muy mala, por lo que la abdicación del rey ha sido toda una liberación para ella. (…) Para mí el último rey de España fue Juan Carlos, Felipe es solo el Jefe del Estado y Letizia, la consorte.”.
IRÁN (PERSIA)
“Posiblemente, la más sufridora de todas las reinas haya sido Farah Diba. Perdió el trono, su país, a su marido y a dos de sus hijos, quienes se suicidaron víctimas de la droga. Y lo más duro, aparte del propio exilio, hasta que el sah murió, fue no poder decir ni una sola palabra, ni del país ni de las reacciones sobre ellos. Se sentía encerrada en una cárcel”.
JORDANIA
“Noor de Jordania perdió mucho también, a su marido, el trono, su país. Y hay algo que le atormentó sus últimos años. El rey Husein se casó cuatro veces y tuvo 11 hijos. Ella fue la cuarta esposa, pero los rumores de que él se había enamorado por quinta vez de una periodista palestina llegaron a todo el país. Ella le llegó a decir que si era verdad le dejaría ir, pero entonces le detectaron el cáncer a él. Quizá la enfermedad evitó el divorcio”.